Mi libre albedrío

No hagas caso a mis palabras porque no son ciertas; o solo son ciertas para mí. Son subjetivas. Porque cuando quieren hablar sobre algo, sobre alguien, solo están hablando sobre mí. Solo hablan sobre mi muy particular punto de vista, hablan de lo que se ve desde mi reducido campo de visión. Leyéndolas entre líneas me delatan, me desnudan, dejan ver el potencial humano o la carencia que me acompaña; “Dime de que presumes y te diré de que careces”.

No hagas caso ni te fíes de mis palabras porque solo están para decir lo que yo quiera, lo que yo sienta. No se rentan. Están al servicio de mi LIBRE ALBEDRÍO; ese poder que nos fue concedido (aún a veces sin merecerlo) que nos permite escoger cualquier camino, el bueno, el malo y los infinitos matices intermedios entre ambos, conociendo de antemano las posibles consecuencias.

Así que te lo he advertido… pero si aún insistes en atender mis palabras, por favor comienza por estas: Mi único interés es decirte la verdad.