Sueño

¿Qué desde cuándo dejé de contarte mis sueños? Creo que fue desde que mi sueños comenzaron a ser, que los sentimientos que tenemos el uno por el otro, fueran recíprocos; que el sentimiento que tengo de creer que esta amistad podría tener un poco más de inquietante pasión que confortante llanura, fuera correspondido igual que tu sentimiento de que lo mejor que resultaba de habernos encontrado en esta vida era darnos cuenta que tendríamos en el otro, por sobre todas las cosas, una amistad sin precedente en la comunión humana.


Hace dos noches soñé, volqué mis deseos y los convertí en hechos que solo lo fueron para mí, por un breve espacio, espacio de tiempo y lugar donde tomaste mi mano sin enfatizar la idea de hermandad vitalicia, más bien con la convicción de enterarme que te llevaría el mismo tiempo que a mí, una vida entera, el comprender como es posible que exista un ser que te complemente en todos sentidos tan profundamente como sucedía entre nosostros. Me llevaste a tus lugares, me dejaste circundar por tus rincones, me mostraste tu intimidad, esa intimidad del alma, sin cuerpo que la cubra, sin cuerpo que la contenga. Te conocí, teniendo el cuidado  de no develar los secretos que solo te corresponden a ti, aquellos que me llevarían la misma vida descubrir por mi propia cuenta.

 
Pero nuestros sentimientos no son recíprocos, desde mi perspectiva actual, no puedo notar que nuestra amistad sea un tesoro de las relaciones humanas, porque aunque lo es, quisiera que fuera eso... y algo más; desde tu perspectiva... bueno, tu no tienes inconvenientes, porque tu no te enteras, no lo deseas o no lo quiero;

 
¿Entiendes porque he dejado de contarte mis sueños?... Yo no.

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Quizás

 

No es que me agrades.

Es solo que las fotografías que te tomo son muy buenas.
Es solo que me gusta como luce tu mirada detrás de esos lentes que te quedan muy bien.
Es solo que me gusta el vuelo de tu cabello cuando haces cosas triviales.
Es solo que tu nombre es bonito y me gusta pronunciarlo en voz alta.

 

 

No es que me agrades, ni que te quiera.

Es solo que disfruto la confianza que me haces sentir cuando hablamos.
Es solo que me gusta las cosas que haces y tu humor cuando te levantas temprano los domingos.
Es solo que siempre hay muchas cosas de las que quiero platicarte porque tu eres la persona adecuada para ello.

 

 

No es que me agrades, ni que te quiera, ni que te ame.

Es solo que la serenidad que tienes al dormir me inspira.
Es solo que me conmueve tu manera de entregarte a tu arte.
Es solo que a mí también me hacen llorar las cosas que te hacen llorar, y reír las que te hacen reír.
Es solo que tu manera de dar y recibir amor de tus seres amados me hace sentir que la humanidad tiene esperanza.

 

 

No es que me agrades, ni que te quiera, ni que te ame...

o...

quizás sí.

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