Oficialmente estoy retirado del negocio. Retirado de la labor de ganarme su corazón.
No tengo pensión, mi futuro es más incierto que nunca.
Dependo solo de mis ahorros, los cuales ascienden a nada… porque todo lo di.
Por eso, amig@, vengo contigo a mendigarte. Una palabra de aliento, una palmada en la espalda, un consuelo, un consejo. Un pedazo de corazón duro que te sobre y un poco de agua para tragarlo.
Dame un abrazo o dame un tiro; lo que tengas a la mano para recuperar la dignidad, dejar de lado tanto pensamiento cursi y comenzar orgullosamente mi retiro.